VUELVEN LOS ÁRBOLES AMARILLOS...

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Penumbra en silencio...

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COLORES MAGICOS EN MIS ARBOLES

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COMIENZA UN NUEVO DIA...

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...EN MI DESIERTO...(Erg Chebby)

miércoles, 3 de febrero de 2010

Capítulo IV: "Las putas lágrimas..."






De nuevo la giró, ahora mucho más suavemente. Sujetó sus nalgas cubiertas de la fragancia viscosa de su sexo, pellizcándolas, alzándolas. La entrepierna de ella estaba cada vez más húmeda, las sabanas rozaban los delicados pliegues de su sexo mientras el placer se anunciaba ya llegando a las rodillas, irradiaba hasta su vientre, y su aliento cada vez más agitado le señalaba que no tenía voluntad de rehusar el placer.


Sintio entonces la respiración en su cuello y sus labios sobre la piel, y los cambiaba por otros lentos para probar de su boca, a pesar de que apenas la tocaba; pensó en las veces que había soñado con un encuentro así, sus caderas se alzaron involuntariamente cuando se inclinó sobre ella, y su erección, fuerte, intensa, presionaba firme y salvajemente penetrándola.


Ella dejó descansar su mejilla en la sábana de quien sabe que tejido, ya no había motivo de lucha ... de guerra... habia vencido, y con los ojos cerrados, mientras mordisqueaba su cuello con delicadeza, y las manos atadas ahogaron un grito mientras sentía como su caliente esencia la inundaba por dentro. Breves estremecimientos de placer recorrieron todos los centimetros de sus pieles ...




No lo sintió marchar, debió quedarse dormida en la nube a la que su cuerpo se transportó al tiempo que él se derramaba en ella; tímidamente, temerosa, sus manos levantaron el antifaz que cegaba sus ojos. A su lado unas flores menudas y una nota… “Mi preciosa Sultana, tu volverás, lo sé… y me transformaré de nuevo en agua para acariciar hasta tu último recodo”.

Recogio sus cosas con premura... o tal vez con cierta parsimonia. Su olor inundaba aún el aire cargado de sexo. Se vistió y salío corriendo de alli. Lloraba tan rápido como corría, sin saber el motivo, razón, pero lloraba y las putas lágrimas no la dejaron ver siquiera al hombre que en su coche la observaba correr...

Quizá fue real o tal vez un sueño, ella lo confunde ... pero sabe que irá cuando la llame, con los ojos cerrados, sin temor al dolor, donde la imaginación los lleve, donde la imaginación los conduzca... a los dos. En secreto.

Ahora ya no puede ni tocarle ni abrazarle...No puede besarle pero le siente. Aún escucha las armonias y melodias de su voz, varonil.. cadenciosa. Ella le desea, con locura y con equilibrio, con rabia y con compostura... quizas desde las entrañas. Pero hoy está prohibido...

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