VUELVEN LOS ÁRBOLES AMARILLOS...

VUELVEN LOS ÁRBOLES AMARILLOS...

Penumbra en silencio...

Penumbra en silencio...

COLORES MAGICOS EN MIS ARBOLES

COLORES MAGICOS EN MIS ARBOLES

COMIENZA UN NUEVO DIA...

COMIENZA UN NUEVO DIA...
...EN MI DESIERTO...(Erg Chebby)

domingo, 16 de octubre de 2011

Mi gato y mis perras.


Sentado ya de noche frente a mi ordenador.

Un domingo anodino y triste,
muy triste.

Vagan mis ojos por la pantalla,
sin saber muy bien qué hacer,
perdiendo ese tiempo que no se detiene.

Sudoroso,
por la humedad y el calor impropio de estas fechas,
con la desesperación anticipada del inicio,
dentro de unas horas,
de una nueva y terrible semana,
condoliéndome de mí mismo y mis quebrados interiores,
como decía mi Abuela.

Ruidos de ciudad,
artificiales,
como música monocorde que desespera.

El averiado aire acondicionado del vecino de enfrente,
argentino chillón,
que no sabe lo que es la discreción.

El girar sordo del disco duro,
casi lleno,
de mi anticuado ordenador.

El zumbido lejano de mi nevera..
dejé la puerta de la cocina abierta.

Una moto pasa ruidosa,
y me hace levantar la vista mirando al imaginario horizonte.

El teclear discontínuo de mis dedos,
a ráfagas,
alternando la vista entre el teclado y la pantalla,
todo ello letras,
sin más.

Me paro por momentos y no me escucho.

No oigo a mi cuerpo,
tan sólo quejidos de dolores mal curados,
espalda, cuello...

Antes escuchaba música a todas horas.
¿Qué pasó?

Quizá esté aún dormido,
envuelto en un sueño letárgico,
litúrgico,
neutro,
sin fin ni destino,
pienso.

Si así es,
quiero despertar.
Quizá sea de día y,
primavera.

Quizá sea aún entonces,
cuando...

Pero,
el runrun de la música urbana me devuelve a mi sitio,
que no es otro que este.

Tan sólo,
tan silencioso,
tan gris,
tan amargo.

Hace tiempo que no percibo a los demás en colores.
¿Habré perdido el don?

Seguiré tan sólo un rato más,
sentado ya de noche a mi ordenador.

Un domingo anodino y triste,
muy triste.

Levanto la vista y,
!ahí está¡
Sentado en el alféizar de mi ventana,
mi gato,
mi amigo,
me mira.
!Ánimo, creo oirle decir¡

Con ese aire de fantasma en miniatura,
elástico y grácil,
felino al fin,
se desliza hasta la mesa y,
entre mis brazos y el teclado,
otra vez,
se tumba cuan largo es.

"Déjalo ya y acaríciame,
yo sí que estoy aquí,
contigo",
quiero pensar que me dice.

Miro a mi alrededor y,
la paz de Dios se ha hecho instante,
pues,
el ruido de fondo ha sido vencido
por la respiración lenta, relajada y tranquila de mis dos perras,
que vigilantes creo verlas sonreir, asintiendo a las "palabras" de él.

"Sí, déjalo ya y ven,
estamos contigo,
para siempre"

Mi gatos,
mis perras,
jugaré con ellas un rato...

Yo antes escuchaba música a todas horas,
sentado ya de noche frente a mi ordenador,
incluso,
un domingo anodino y triste,
muy triste,
como este.

No hay comentarios:

Publicar un comentario