Mis manos arden...
Siempre están calientes...prestas a acariciarte...deseosas de sentir tus latidos bajo tu piel.
Mis manos, callosas, se hartan de volar sesgando el aire de cada uno de los lados de mis caderas...sin nada que hacer, sin alcanzarte.
Mis manos te alcanzarán, su calor te calmará y hará que sientas deseo, y mi rugosa piel querrá herirte por la tardanza y, tu dejarás que lo hagan, gimiendo callada.
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